Esta mañana tu aún dormias y yo seguía despierto.
Poco a poco, saliendo del sueño, he sentido tu respiracion ligera. Entre el pelo que te tapaba la cara, te he visto los ojos cerrados. He sentido como la conmoción se me ponia en la garganta y tenia ganas de gritar y despertarte porque tu cansancio era demasiado profundo y mortal. En la penumbra la piel de tus brazos y tu cuello estaba viva, y yo la sentia tibia y seca, queria pasarle los labios por encima, pero la idea de perturbar tu sueño y de tenerte despierta entre mis brazos me retenía. Preferí tenerte así como algo que nadie podia quitarme, porque solo yo lo poseía, una imagen tuya para siempre.
Más alla de tu rostro veía algo mas puro y profundo donde me reflejaba, te veía a ti en una dimension que comprendia todo mi tiempo de vida, todos los años futuros y hasta los vividos antes de conocerte. Ya preparado para conocerte. Ese era el pequeño milagro de un despertar. Sentí por primera vez que tu me pertenecias no solo entonces, y que la noche se prolongaba por siempre, a tu lado, en el calor de tu sangre, de tus pensamientos, de tu voluntad que se confundia con la mia. Por un momento he entendido cuánto te amaba y ha sido una sensación tan intensa que se me han llenado los ojos de lágrimas... Era porque pensaba que esto no debería terminar nunca, que toda mi vida deberia ser como el despertar de hoy. Sentirte, ya no mia, sino una parte de mi, algo que respira conmigo y que nada podría destruir, sino la torpe indiferencia de una rutina que veo como unica amenaza.
Luego te has despertado, y sonriendo, aún adormecida me has besado y yo he sentido que no debia temer nada, que nosotros estaremos siempre como en este momento, unidos por algo que es mas fuerte que el tiempo y la rutina.
